En primera persona. Mi pareja me destruía.

A continuación, se presenta la historia basada en hechos reales de lo que supone encontrarse en una pareja destructiva, donde confluyen el maltrato, los síntomas de ansiedad y la depresión entre otras cosas. La persona que ha colaborado para este blog ha decidido mantenerse en el anonimato, pero ha querido compartir su vivencia de forma breve para poder animar a otras personas a que den el primer paso en superar un problema similar. Sus palabras son las que siguen:

No te das cuenta…no es un día en el que dices: Desde hoy parece que estoy más triste…con ganas de llorar… no me apetece ni que me pregunten porqué tengo esta cara”. Hay momentos en lo que te planteas porque sigues aquí…y que sentido tiene tu propia existencia… Un día te miras en el espejo y ni te reconoces…piensas: Esa/e no soy yo…tu no eres así… ¿porque estás triste?”. Porque me cuesta hasta respirar.

Era muy joven, tenía novio y me creía que todo era normal que mi vida era como la de los demás y que una chica tenía que hacer lo que le haga sentir bien a su pareja. Pensaba que mis sentimientos, mis ilusiones, mi vida era lo último. Ya llevaba un tiempo soportando esa relación pero no me daba cuenta donde me estaba metiendo. Llegué a una cafetería a tomar algo con mi novio y entré en el baño y me miré al espejo…no podía creer en lo que me había convertido…esa no era yo. Ya no me maquillaba, ya no me ponía falda corta y ya no me teñía el pelo y usaba coleta para no llamar la atención y percibí que algo grave estaba pasando porque sentía miedo y no sabía aún porque razón.

Volví a mi mesa a tomar mi refresco y ahora mi mirada era diferente y el lo notó… Preguntó:¿Qué pasa? ¿Dónde miras? Estás mirando a ese”. Con voz atemorizada le dije: No claro que no pero me quiero ir a casa”. Él se enfadó porque había pasado poco tiempo con él ese día y a regañadientes me dejó en casa.

Desde entonces, fue más duro conmigo. Cada vez exigía más de mí porque no le gustó verme diferente. Durante un año en el que yo dejé mis amistades atrás por petición suya ya que si no aceptaba eso era porque no le quería, fracasé en mis estudios, perdí mis amigos, y mi familia me veía cada día más cambiada… hasta el punto de que me obligaba a mantener relaciones sexuales. Cada día tenía más miedo a que me tocaran… ¡ni mi propia familia! y empecé a caer en un estado que no podía explicar a nadie por miedo…

Ahora sé que es lo que tenía que haber hecho, porque una gran depresión me acechaba para cambiarme la vida y casi quitármela. Ya estaba bajo su mandato y creyendo que era lo normal en una pareja. Entonces él cambió de instituto para tenerme más vigilada… cosa que para mí era algo romántico porque que aseguró que era para estar a mi lado. Después yo cogía mi autobús a casa y el me seguía detrás con su bicicleta para comprobar si me bajaba en mi parada o no…algo que también creí que era romántico. Estos son algunos ejemplos de su actitud hacia mí.

Manteniendo ésta situación, estos eran mis síntomas: a penas dormía, no era capaz de conciliar el sueño ni de noche ni de día; me costaba respirar tanto que pensaba que me moría. Después la ansiedad hacia que no pudiera comer. Me quedé en los huesos, no tenía fuerzas para nada.

Aún así iba a buscarme y yo no tenía fuerzas ni para hablar cosa que le hacía enfurecer más y cada vez que me iba a buscar sin conseguir nada incluso viéndome enferma…me preguntaba si estaba con otro chico.

Tiempo después, un día vi llorar a un familiar y algo se partió dentro de mi e hizo que se encendiera algo en mi cabeza para tener el valor un día de decir BASTA… No fue nada fácil porque no amenazó con hacer daño a un familiar mío si lo hacía…pero me llené de valor y le dejé. Por supuesto, en ese momento me dejé aconsejar por mi familia y acudí a profesionales y pedí ayuda.

Tampoco es fácil ni mucho menos pero se sale, con ayuda se puede y estando convencido de que vas a volver a ser quien eras. Puedo decir, que volví a mirarme un día es el espejo y me reconocí y no solo eso, vi algo mejor…me vi a mi misma recuperada con más fuerza que nunca y sabiendo lo que nunca más dejaría que me hicieran.